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Foto por Katie Geluso

Foto por Katie Geluso

José Luis Beltrán es un periodista egresado de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, interesado en temas sociales y con experiencia de tres años en México Evalúa, una organización dedicada al análisis de políticas públicas. Es un amigo de Comite Central Menonita Mexico. 

10483737_10152613823131130_6730856451445046331_n«A dónde van los desaparecidos,
busca en el agua y en los matorrales,
y por qué es que desaparecen,
porque no todos somos iguales,
y cuándo vuelve el desaparecido,
cada que lo trae el pensamiento.»

-Rubén Blades

Si es posible describir el dolor de un país sería contando las historias de sus desaparecidos.

El sábado 26 de septiembre, la sociedad mexicana saldrá a las calles para recordarle a la clase política que no olvida y que no perdona el ataque perpetrado hace un año en Iguala, Guerrero, por elementos de seguridad locales y miembros del crimen organizado en contra de estudiantes de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa.

Por fortuna, si es que esta palabra cabe en la crisis que vivimos, esta nueva tragedia no ha sido olvidada gracias a la insistencia y presión de los familiares y amigos de los estudiantes asesinados y desaparecidos, así como de la sociedad en general que quiere decir BASTA. Basta a la impunidad, basta a la mentira, basta a la tragedia cotidiana.

Hace unos días, el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) publicó un informe sobre la investigación del caso realizada por la Procuraduría General de la República (PGR). En él, recomiendan un replanteamiento general de la investigación.

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Se cumplirá un año de la tragedia y no solo no sabemos en dónde están los jóvenes, desconocemos qué fue exactamente lo que pasó, o por qué los detenidos por este caso no tienen sentencias ni están procesados por desaparición forzada.

Foto por Katie Geluso

Foto por Katie Geluso

No hay respuestas simples a los múltiples problemas que enfrentamos, pero podríamos empezar aceptando en qué nos hemos equivocado. El Estado mexicano puede sentar las bases para que la tragedia no se repita con otros nombres y móviles del delito. El gobierno federal en lugar de buscar construir una narrativa de la «verdad histórica», debe ver esta crisis como una oportunidad para reformar de una vez por todas a nuestras instituciones de seguridad y justicia.

La marcha tendría que ser un punto de quiebre para exigir a la clase política la verdad en el caso de los estudiantes desaparecidos, así como de otras 24 mil 812 personas que la Secretaría de Gobernación reconoce como extraviadas o desaparecidas. Este es el dato oficial. En realidad, desconocemos cuántas personas más están ausentes.

Este sábado, la sociedad mexicana marchará para decirle a la impunidad que ya no será la invitada de honor en México, que las cosas han cambiado, que el país no es el mismo.

A un año de la tragedia queremos decir que no nos resignaremos al olvido y al silencio.

Unos videos de una Celebración Interreligiosa del Centro de Estudios Ecuménicos. En el primero, un padre de uno de los desparecidos cuenta su testimonio y su dolor. 

El Centro de Estudios Ecuménicos es una organización cristiana-ecuménica que se fundó en 1968 en México. Es un socio de CCM Mexico. Su misión y visión es: Contribuir a la formación y fortalecimiento de colectivos que, como sujetos sociales, incidan en las políticas públicas y la gobernabilidad local; ser un puente de diálogo ecuménico y teológico entre actores civiles y eclesiales, comprometidos en procesos de transformación que potencien un desarrollo humano-integral, desde y para los empobrecidos, a fin de avanzar hacia una sociedad equitativa, justa y democrática.

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