Por Rick Block, CCM México

Como lectores del blog de LACA, podría asumir que usted está bien enterado del colapso de edificio en Dahka, Bangladesh, el 23 de abril, 2013, que cobró la vida de más de 1.100 hombres y mujeres, trabajadores locales aportando su tiempo y esfuerzos a la industria textil global. Esta tragedia obtuvo fuerte reacción por parte de muchos sectores, incluyendo gobiernos, negocios, organizaciones de la sociedad civil y la base de consumidores. Tal vez sirve como un sobrio recordatorio de lo que puede ocurrir dentro de un ambiente de capitalismo rampante con una falta de regulación y quizá más, una falta de conciencia.

¿ Hay explotación de los trabajadores locales en el desarrollo internacional?

Así que sería fácil señalar con el dedo, sin embargo, demasiado a menudo permanece verdadero – el viejo adagio ‘.. .siempre hay tres dedos apuntando a ti ‘. Incluso dentro del sector de desarrollo internacional, donde solemos emplear un vocabulario «basada en la conciencia» que expresa nuestro deseo de paz y justicia, todavía podemos encontrar prácticas bien enraizadas que reflejan insalubres e injustas relaciones sociales y económicas. A menudo nos encontramos con las organizaciones que proveen el financiamiento controlan todo en sus relaciones con los grupos asociados de base local.

En los últimos años ha aumentado las expectativas de resultados, medidas más rigurosas de reportar para asegurar el uso ‘responsable’ de los fondos a financiadores y donantes, y una decreciente capacidad de comprometer recursos financieros para la contratación de personal local. En otros casos trabajadores locales financiados en dólares de las agencias un proyecto no recibe recursos suficientes para cubrir los costos de seguridad social básica (como el seguro de salud), resultando en las condiciones de trabajo desequilibrados.

Siendo un voluntario con una organización socio local (de las cuales CCM es uno de varios organismos de financiación), puedo atestiguar que el resultado de la suma de estas dinámicas es estresante al punto que puedan debilitar y no capacitar, un socio local.

¿Prácticas laborales justas con nuestros grupos asociados?

No hacemos esto en ‘casa’ (en Canadá o EEUU)… de hecho no podríamos por el dictado de leyes laborales, y, tal vez, nuestras conciencias. Así que ¿por qué nos preocupamos estas prácticas, o sacamos provecho económico de un entorno laboral menos regulado? ¿Esto es una buena manera de estirar nuestros dólares donandos? ¿Es esto justo? ¿Estamos haciendo la misma cosa que hace unos meses vimos en la industria de la ropa en Bangledesh?

Para mí, dos preguntas básicas permanecen…¿Cómo comunicamos mejor las realidades de la construcción de la paz y el desarrollo a todos los involucrados (de donantes a los socios a los que se benefician directamente)? ¿Qué principios guían no sólo los objetivos finales, pero también nuestros medios o nuestras prácticas, que se trasladará a nuestra comunidad global más cerca a lo que la Biblia describe como Shalom?

¿Qué pienses?

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