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Jhon Fredy Chocue Parra trabaja con CCM SEED-Colombia.

 

“…por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia” — Romanos 4:16a

En los montes de María en la costa caribe existe un corregimiento muy especial por la historia de su lucha, hago referencia al corregimiento de Pichilín, ubicado en municipio de Morroa en el departamento de Sucre.

Gracias a Dios he tenido la bendición de servir aquí por medio del programa Semilla, con Sembrandopaz en Colombia, pero ¿por qué les afirmo que éste pueblo es especial?  Pues es de admirar como se han levantado tenuemente de su infortunio con la muerte y del cómo a pesar de tanto dolor y dificultades, siguen buscando ser ese lugar soñado por los fundadores muchos años atrás.

Cuando me siento con los vecinos en las noches a escuchar esas historias de años anteriores donde aún la violencia no había llegado y mientras me tomo una taza de café, puedo notar en el rostro tanto de los viejos como en el de los jóvenes que son personas que tienen mucha fe, si, esa fe que se refleja a través de las risas de los niños al jugar, en el ánimo de los jóvenes al recolectar el maíz y tabaco, y en la alegría con la que el comité de mujeres sirve en la comunidad; también en la confianza que se deposita en el vecino y visitante es tan grande que te hacen sentir como si pertenecieras allí, te impregnan de esa fe transformadora que inmediatamente te invita a visualizar esa Pichilín soñada y que las circunstancias no han podido opacar.

Actualmente, la comunidad ha crecido a nivel de organización gracias a la ayuda y asesoría de Sembrandopaz, en la costa caribe; esto hace ver que la unión hace la fuerza y que a pesar de que las situaciones te sean adversas, tu puedes “luchar por un futuro para tus hijos y nietos” como lo expresa la comunidad, palabras llenas de fe y esperanza que te van mostrando un camino trazado por Dios cuyas marcas divinas se hacen manifiestas en el perdón, la reconciliación, el amor al prójimo, el hacer el bien y la ayuda mutua, el cuidado a la naturaleza, la humildad, amistad y el amor por el trabajo.

Yo como semillero estoy feliz de poder incursionar por este camino y poder aportar con lo que sé a que esta fe se fortalezca y en un futuro muy próximo el sueños de los -as Pichilineros sea un sueño cumplido, porque Dios lo ha prometido y el justo por la fe vivirá.

Cultivo de maíz y tabaco en “el cerro” parcela en la vereda Asmón de Pichilín. Foto: Jhon Fredy Chocue Parra

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