El pasado 29 de agosto, Colombia se despertó con una de las noticias más desconcertantes en los últimos meses: un video que mostraba a Iván Márquez junto con otros ex miembros del grupo armado ilegal FARC-EP anunciando que volverían a levantar las armas en guerra.

Este anuncio es bastante polémico dado que hace casi tres años, la guerrilla de la FARC-EP había firmado un memorable acuerdo de paz con el Estado Colombiano el cual, entre las múltiples reparaciones y responsabilidades establecidas, contemplaba la participación democrática de las FARC en el escenario político como un partido. Rodrigo Londoño, ahora líder del partido, aseguraba que si bien el grupo de disidentes de la FARC de Iván Márquez ha decidido rearmarse, el partido y más del 90% de los excombatientes se mantenían firmes en respetar los acuerdos firmados en 2016 con el Estado.[1]

Desafortunadamente, el actual proceso de implementación de los acuerdos por parte del Estado tampoco ha demostrado un alto compromiso en cumplir sus responsabilidades en términos de reparación a las víctimas y acompañamiento a los excombatientes. Según el informe imparcial de INDEPAZ publicado en Julio de este año, 623 líderes sociales y defensores de DDHH han sido asesinados sistemáticamente desde la firma de los acuerdos de paz. A su vez, 137 ex combatientes de la FARC firmantes del acuerdo han sido asesinados desde entonces.

Lideresas de la comunidad de Sampués construyendo el tendedero de la justicia para incidir por la paz integral. Foto: Nancy Sabas Gonzalez.

Entre muchas otras dinámicas, el escenario actual plantea una crisis y un gran desafío para los procesos de paz en Colombia. Así mismo, ha sido una noticia dura para aquellas múltiples voces que han invertido incansables esfuerzos por construir la paz.

Justo el día que recibí esa noticia tan desesperanzadora, tenía programado por la tarde acompañar al socio de CCM, El Grupo Ecuménico de Mujeres Constructoras de paz, a un viaje en una de las regiones ubicadas en la Costa Caribe de país, el municipio de Sampúes. Durante los últimos años, GemPaz ha estado acompañando a grupos de mujeres de fe compuestos por una gran mayoría de lideresas comunitarias y defensoras de DDHH, en diferentes regiones del país. Para estas mujeres, la acción social y la incidencia política son unas de sus expresiones de su llamado de fe y justicia.

El acompañamiento brindado por GemPaz encierra temas de cuidado psicosocial espiritual y empoderamiento de mujeres a través de la aplicación del método de Lectura Contextual de la Biblia (LCB) de Ver, Juzgar y Actuar. Estos talleres son relevantes para el apoyo emocional y al fortalecimiento de capacidades para mujeres lideresas, en un escenario tan hostil frente a las personas que fungen como líderes sociales y defensores de DDHH. Diosaris Basilio, una mujer indígena Zenú quien hace parte del círculo de mujeres de GemPaz en Sampués compartió:

“Las mujeres de GemPaz me hablaron de los círculos de mujeres y un día fueron a mi casa y me invitaron a un taller. Me dijeron que mi iba a servir mucho y las acompañe. Durante esos años tuve muchas dificultades en mi comunidad, porque yo en ese entonces era una lideresa amenazada de muerte. Logré ser capitana de mi cabildo donde siempre los que mandaban eran los hombres, pero gracias a GemPaz me empodere de la situación y logre superar el desafío del cargo.”

Lideresas de la comunidad de Sampués construyendo el tendedero de la justicia para incidir por la paz integral. Foto: Nancy Sabas Gonzalez.

El taller programado en esa ocasión en Sampués era parte de una serie de pasos llamado “El peregrinaje de reconciliación”, donde cada sesión aborda un tema en particular. Este taller cubrió el tercer paso sobre “La justicia”, antecedido por otros pasos como ser “La verdad” y “El Perdón”. La misma Diosaris me contó cómo había sido su propio peregrinaje:

“Yo antes no sabía ni como se cogía una Biblia para leerla, gracias al LCB yo puedo manejar la biblia mejor, saber dónde están los libros. […] Cuando vi el LCB del “perdón” me impactó. Cuando fui a ver a los paramilitares y guerrilla fue muy duro escucharlos y pero yo dije “si Dios perdono, porqué nosotros no?” Para mí ha sido un impacto impresionante porque tenía mi corazón tan roto, pero cuando aprendí  sobre el perdón en GemPaz lo acepté, aunque fue de las cosas más difíciles de mi vida. Es difícil perdonar a la persona que dio la orden para matar a mi hijo, pero lo superé y ahora lo que venga es ganancia. Anímicamente siempre me voy fortalecida de los talleres GemPaz, siempre para adelante.”

En nuestro contexto actual, con noticias duras como ser la conformación de grupos armados con excombatientes que disidieron del proceso de paz que firmó la FARC y asesinatos sistemáticos a líderes sociales, estos espacios traen mucha esperanza. Me animé al escuchar testimonios de personas que han sido víctimas de actos violentos por parte de actores armados, y aun así siguen en pie y comprometidas con los mensajes de paz y reconciliación en el país.

Uno de los momentos más conmovedores del taller fue la realización de un ejercicio llamado “el tendedero de la justicia” donde mujeres Sampuesanas e indígenas Zenú expusieron en público las injusticias cotidianas que observaron en sus vidas personales y su comunidad de los que nadie habla, siendo éstos en su mayoría actos de injusticia, violencias de género y racismo. Esta exposición de las injusticias será utilizado como una herramienta visual en las acciones públicas de incidencia que ellas adelantaran para reclamar por la paz y salidas no violentas al conflicto en su territorio.

Personalmente, me parecen muy acertados los espacios de cuidado para las lideresas sociales en días tan sombríos e inciertos como estos. El trabajo de sanidad que hacen los socios de CCM como GemPaz son muy oportunos y representan una de las mil formas de aportar en la protección del bienestar de mujeres que están poniendo sus cuerpos para construír una paz territorial.

Aunque sin duda este momento político de Colombia es bastante desafiante, a través del testimonio de mujeres que están dispuestas a perdonar y proveer espacios de convivencia y reintegración  para  excombatientes de la FARC en su comunidad me  llené de esperanza. También me animé al encontrar otros testimonios de personas que genuinamente  buscan rehacer su vida y aportar de formas no violentas a su país. Estoy convencida de que la paz es un anhelo profundo de muchos y muchas Colombianas, aunque los medios visibilicen más lo opuesto.

Este tipo de experiencias de reconciliación y de paz muy difícilmente van a ser desbaratadas por las administraciones de Estado ó  por disidentes, porque estas acciones trascienden al acuerdo de paz escrito en papel y a las infraestructuras institucionales. Sin hacer una oda al incumplimiento de los acuerdos de paz, creo en la fuerza de la paz territorial, en el poder de aquellas personas que perdonaron de corazón y que aman a su prójimo, y también de aquellas personas que genuinamente quieren reparar su daño.

Mujeres del circulo de GemPaz de Sampués durante el taller de LCB sobre la Justicia. Foto: Nancy Sabas Gonzalez.

[1] IDEAS PAZ (2019) “El anuncio de Iván Márquez y las “nuevas FARC”: implicaciones y posibles impactos”. Noticias FIP. 29 de agosto de 2019. http://www.ideaspaz.org/publications/posts/1782

Leer el Manifiesto de cierre VIII Encuentro Nacional de GemPaz aquí.


Nancy Sabas Gonzalez trabaja con CCM-Colombia como Acompañante y Animadora del trabajo de GemPaz en las regiones.

 

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