¿Qué nos enseña la Palabra sobre el abuso sexual?

La palabra de Dios nos da un ejemplo de lo que no debemos hacer cuando se revela un caso de abuso sexual. Y es parte de la historia del rey David y sus hijos.

2 Samuel 13 nos cuenta el abuso sexual al que fue sometida Tamar, la única hija del rey, princesa de Israel, por parte, nada más y nada menos que de su medio hermano Amnón. Como hemos dicho en el artículo “¿Qué es abuso sexual?”, el agresor sexual planea y elige el momento y la forma en que cometerá el abuso y este caso no fue la excepción a la regla. Al príncipe Amnón le gustaba su media hermana Tamar y planeó toda una estrategia para hacerla ir a su habitación y violarla, a pesar de que ella le rogó que no lo hiciera. Una vez cometida la agresión, Amnón la echa de su presencia y ella va a refugiarse con su hermano Absalón. La historia dice que cuando el rey David se entera se enfurece, pero que no reprende a Amnón porque “lo quería mucho porque era su hijo mayor”. Y Absalón, tampoco dijo nada, pero comenzó a odiar a su medio hermano Amnón por lo que le había hecho a Tamar, hasta que lo mató.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Nadie está a salvo de ser víctima de abuso sexual. No importa tu edad, estatus, posición social, la familia de la que vengas, como en el caso de la princesa Tamar.
  • El abuso sexual es una ofensa que se queda no solo en el cuerpo, sino también en el alma y cuyas repercusiones alcanzan a toda la familia.
  • Las víctimas de abuso sexual necesitan justicia y sentirse acompañados, escuchados y seguros. A pesar de que la ofensa la vivió Tamar, al final la historia se resolvió entre los hombres de la familia, de una forma inadecuada, y ella desaparece de escena.
  • Cuando el abuso sexual se descubre, toda la familia entra en crisis. Y es comprensible que surjan un sinnúmero de respuestas, pero guardar el silencio, mantener el secreto, guardar las apariencias y fingir que “no pasó nada”, ya no puede ser una de ellas. David se equivocó al no hacer justicia en un caso tan grave, solo porque sentía mucho cariño por el agresor, en este caso, su hijo mayor.
  • Los casos de abuso sexual no pueden resolverse al interior de la familia, porque son delitos, no “errores”. La víctima necesita justicia y protección, y eso implica intervención de las autoridades.
  • Tamar hizo lo correcto al acudir a su hermano para contarle lo que había pasado. La forma en la que actuó Absalón después (2 Samuel 13:23-39), no fue su culpa. La víctima siempre tiene derecho a denunciar a su agresor.

El abuso sexual no tiene justificación alguna delante de Dios. No tiene nada que ver con el deseo o la “provocación”. Es, por el contrario, la decisión de una persona que hace mal uso de su poder, influencia, contactos, relaciones, etcétera, para transgredir los límites más preciados de otra, sin importarle nada cómo se siente él o ella.

Si quieres saber más, consulta:

Abuso sexual infantil y abusos en general! que nos dice la biblia?