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Foto: Anna Vogt

Erika Littlewolf viene de la comunidad norteña Cheyenne de Busby, y lidera el Centro Visiones Indígenas para el CCM de los estados del centro y participa en el “Proyecto Retorno a la Tierra” a través del Programa de Justicia Restaurativa del CCM E.U. Harley Eagle pertenec e a Primeras Naciones Annishinabe Dakota y miembro activo en la Reserva Wapaha Ska de las Primeras Naciones Dakota en Saskatchewan, Canadá. Junto a su esposa y compañera de trabajo, Sue, quien es Rusa de descendencia Menonita, trabaja como co-coordinador de la labor que realiza el CCM Canadá con los pueblos indígenas. El ha trabajado por muchos años en el diseño y facilitación de talleres en justicia restaurativa que van más allá de una interpretación mecánica de la justicia restaurativa. Su articulo fue publicado originalmente en Intersections: Revista Trimestral de Teoría y Práctica del CCM: Justicia Restaurativa  

Durante años de enfrentar problemáticas difíciles que son pertinentes a los pueblos indígenas, incluyendo aquellos asuntos que se relacionan con la sociedad no-indígena, y luego de tratar de navegar a través de la complejidad, hemos encontrado que es una tarea muy difícil el nombrar exactamente lo que hacemos. Creemos que esta dificultad viene de lo que ustedes podrían llamar nuestra cosmovisión y la forma cultural elegida de ver la vida. Como descendientes de los pueblos indígenas de esta parte del mundo, cuyas historias se remontan a miles de años, todavía seguimos muchas de las enseñanzas que van junto a una cultura basada en la tierra. Esto significa, que la mayor parte de los pueblos y las sociedades indígenas que vivieron en este continente determinaron hacerlo como si el medioambiente fuera alguien de la familia; imitando el flujo, ciclos, y ritmo de toda la naturaleza, en lugar de dominarla. Cuidar el mundo natural y nutrir continuamente ese mundo natural dentro de nosotros, a través de nuestros lenguajes indígenas, ceremonias, y prácticas culturales nos ha llevado a una manera holística de ver la vida, y el mundo que nos rodea. De este entorno cultural indígena emana una forma de lidiar con el conflicto y las situaciones difíciles, que siguió el principio básico de que todas las cosas están conectadas y relacionadas. En ese sentido, cuando una persona falla, debemos ver e involucrar a sus familiares para ayudar a buscar formas de enfrentar cualquier ruptura en las relaciones.

Para muchas naciones indígenas no existía ningún nombre o programa institucional específico para lidiar con el conflicto. Más bien, afrontar los conflictos era simplemente una manera de lidiar con alguna situación, pues el conflicto era visto como algo que ocurría también naturalmente. Por esta razón, ha sido un gran reto adoptar el nombre de justicia restaurativa, al menos que sea por una razón pragmática, de brindar un poco de contexto a lo que hacemos en este mundo moderno. Encontramos especialmente difícil, nombrar nuestra práctica como “justicia restaurativa”, cuando se presenta a la misma como un proceso específico o incluso sólo como un programa especializado para lidiar con el crimen y el conflicto sin tomar conciencia de que las raíces de la justicia restaurativa vienen de una cosmovisión holística, claramente diferente a la de los colonos europeos. Aun más frustrante, es la experiencia de que los practicantes no-indígenas de la justicia restaurativa, no reconozcan la importancia que muchos pueblos indígenas le han otorgado a la necesidad de restaurar esta visión de mundo indígena. En su conjunto, el movimiento de justicia restaurativa falla en apropiarse de la necesidad de descolonizar la Norteamérica colonizada en la que vivimos. Con demasiada frecuencia, los practicantes de la justicia restaurativa se mantienen ciegos ante la profundidad del daño que se ha administrado y continúa siendo administrado sobre esta tierra y sus pueblos indígenas. El reto, ya habiéndonos incorporado a la corriente del movimiento por la justicia restaurativa, es el de apoyar a los practicantes de aproximaciones occidentales de la justicia restaurativa, a que vean qué tan lejos han llegado los entendimientos indígenas de la justicia restaurativa y qué significaría llegar a restaurar nuestra forma de ver el mundo.

En ese sentido la próxima pregunta que debe considerarse sería: ¿Qué es lo que hay que hacer para restaurar nuestra visión de mundo indígena? Como dos personas indígenas que tratamos de buscar una respuesta a esta pregunta, nos hemos dado cuenta de la importancia de NO preguntar; “¿Qué es lo que está mal en ustedes?”, sino “¿Qué les sucedió a ustedes?”. Esta pregunta gira el enfoque de uno, en donde se ve a individuos, ofensores o incluso el evento del conflicto en sí mismo como el único o principal conflicto, y devuelve el enfoque a la vida del individuo o individuos envueltos en un conflicto, quitando las capas que no nos permiten exponer el cuadro completo en la situación de conflicto. Para que los practicantes de la justicia restaurativa actúen con integridad, tienen que ser muy conocedores de la historia de la opresión colonial en esta tierra y tienen que entender el rol de los traumas no resueltos en las vidas de las personas y los pueblos históricamente oprimidos. Como pueblos indígenas deseamos que los practicantes tengan una compresión aguda del sinnúmero de eventos traumáticos que durante siglos ocurrieron a los pueblos indígenas de estas tierras.

 

Para los pueblos indígenas y las comunidades de colonos en esta tierra una posible respuesta a la pregunta; “¿Qué les sucedió a ustedes?, es; “La Colonización”. Por tal razón la justicia restaurativa se debe enfocar en deshacer los efectos de la colonización y aquellas prácticas colonialistas que aún enfrentamos. El 27 de febrero del 2008, en un informe llamado “Colonización Institucional y las Programas de Sanación en los Pueblos Indígenas”; Rupert Ross cita a trabajadores indígenas miembros del “Circulo de Sanación Comunitaria Holístico de Hollow Water (CHCH) cuando dicen:

 

“Mucho de lo que antes fue descrito como sanación, ahora es visto como terapia de descolonización por el equipo de CHCH…La sanación comunitaria como terapia descolonizadora envuelve: la articulación de principios que promuevan la salud y balance de la comunidad; ayudar a la gente a que regrese al equilibrio; y basar todos los sistemas comunitarios en principios balanceados, tomando toda esa responsabilidad como un viaje comunitario”.

Debemos enfatizar, que la descolonización, no es solamente para aquellos que son descendientes de indígenas norteamericanos. Si extendemos el cuestionamiento de “¿Cómo les pasó esto?” Para ir más allá en la investigación de los procesos de colonización, entonces tendremos que preguntarle a los colonizadores: “¿Qué sucedió en tu pasado que permitió que participaras de los actos atroces de la colonización? ¿Con cuáles patrones de la colonización que han pasado de generación en generación cargas? Cuando reflexionamos en nuestro propio proceso encontramos la siguiente idea; para que el colonizador colonizara, debió haber experimentado la colonización por sí mismo sin tener la oportunidad de sanar esta experiencia de una manera adecuada. Quizás la mayor lección que deben aprender los practicantes de justicia restaurativa es que primero conduzcan el proceso hacia adentro y que ellos mismos se hagan las preguntas que llevan a todos los practicantes de justicia restaurativa a descubrir su lugar en la historia de la colonización y a reconocer los persistentes efectos en su vida, cuando el daño causado por la colonización no es atendido.

De hecho, los procesos de justicia restaurativa efectivos, requieren esencialmente de la creación de un espacio de respeto en el que la verdad pueda ser dicha y escuchada y en el cual los participantes puedan cuidadosamente explorar los grandes contextos de los conflictos que enfrentan, llegando así a decisiones colaborativas que son restaurativas por naturaleza. Los procesos efectivos de justicia restaurativa abren espacios en los que la destreza y la práctica de lo que significa tratar a la tierra y todo su contorno humanamente, como un hermano puedan ser nutridas y en el cual los patrones de colonización en cada uno de nosotros puedan ser transformados.