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Bonnie, a la derecha, junta con Betty. Betty vive con Ángel, a la izquierda, que es de Barcelona. El Gato fue comprado por la ciudad de Barcelona desde otra colombiana que emigró a Europa hace años, Fernando Botero. El hijo de Bonnie, Adrian David, se sienta felizmente encima del Gato.

Bonnie Klassen es la directora de area de CCM en Sudamérica y Mexico. Su articulo hace parte de nuestra serie sobre migración

Hace casi 20 años, me trasladé de mi hogar canadiense a Bogotá, Colombia.  Varios años más tarde, me casé con un activista de paz colombiano.  A menudo, gente me pregunta si voy a vivir en Colombia el resto de mi vida.  No tengo idea.  Mis abuelos fueron refugiados de Ucrania.  Mi papá y mamá crecieron en Canadá.  Mi hijo está creciendo en Colombia, pero quien sabe dónde vivirá.

Visitamos a Canadá regularmente.  Desafortunadamente, mi esposo nunca puede ir con nosotros porque el gobierno canadiense lo declaró “inadmisible”, por el hecho que su nombre aparece en la lista de “no-volar” de los Estados Unidos, como “sospechoso de ser una amenaza a la seguridad nacional”.  Oficiales de la Embajada de los EEUU nos han dicho, no-oficialmente, que la “evidencia” en su contra es totalmente ridícula, pero aparentemente no hay nada que puedan hacer para cambiar el rótulo.

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El almuerzo. Bonnie Klassen

Recientemente tomamos una vacación familiar a un destino que todavía acepta a mi esposo – Barcelona, España.  Nos quedamos con una amiga colombiana, Betty.  Betty primero salió de Colombia hace una década por amenazas de muerte en su contra, y desde ese entonces, hay ido y regresado varias veces.  Por su activismo obsesivo a favor de la paz de Colombia, nos hemos mantenido en contacto con ella a través de los años.

Pasamos horas agradables almorzando juntos tranquilamente, estilo español, y me parece que siempre estábamos hablando de “gente en movimiento”, como éstas:

  • Un antiguo colega de mi esposo que salió de Colombia después de ser encarcelado por acusaciones falsas. Diez años más tarde, tiene un bar de tapas bien agitado y ya no tiene tiempo para “hablar paja” con un buen café.
  • El abogado de derechos humanos que llegó a Barcelona para bajar de perfil un tiempo por amenazas, pero que no pudo quedarse lejos de su país más de siete meses.
  • La líder política que salió de Colombia durante el genocidio de miles de sus co-partidarios. Después de años en España haciendo aseo y vendiendo perfumes, finalmente regresó para ser candidata Presidencial.
  • Una cantidad de personas que han recibido protección temporal del gobierno español pero que luego se quedan más allá del permiso, abrumadas por la incertidumbre del retorno a casa.
  • El sindicalista colombiano que, por amenazas, cruzó fronteras pero cuyos perseguidores lo siguieron también. Eventualmente, fue reasentado en Noruega, en un pueblo remoto norteño, “lejos de todo el mundo”.
  • Mi amiga cercana que vivió cerca a Bilbao por varios años para estudiar y trabajar. Después de regresar a Colombia, me dijo fuertemente, “No le digas a nadie que yo estaba trabajando en España.  Pensarán que fui prostituta o algo ilegal.”
  • La hermana de Betty, quien llegó a Barcelona porque su hermana mayor le encontró un trabajo como médica.

Una tarde, Betty y su hermana se interrumpieron contándonos historias de su niñez en una comunidad remota de los Llanos colombianos – la belleza de la vida comunitaria rural y el horror de perder la finca familiar bajo presión armada.  Su mamá sacó a sus cuatro hijos menores a la medianoche para escapar amenazas, sentados durante el viaje de 48 horas sobre tablas encima de cerdos encaminados al mercado

Cada una de las historias de estas personas se podría entender bajo uno de estos términos:

Migrante: Persona que pasa por un cambio semi-permanente de residencia, que involucra un cambio de ambiente social, económico y/o cultural.

Refugiado: Persona fuera de su país de origen que no puede regresar a su país por temor fundamentado de persecución, o quien no puede o se niega a retornar por causa de amenazas serias e indiscriminadas a la vida, la integridad física o la libertad, por razón de violencia generalizada o eventos que alteran seriamente el orden público.

Persona Desplazada Internamente: Persona o grupo de personas quienes han sido forzadas a huir de sus casas por causa de, o para evitar el efecto de un conflicto armado, situaciones de violencia generalizada, violaciones de derechos humanos o desastres naturales, y quienes no han cruzado ninguna frontera estatal reconocida internacionalmente.

Reasentamiento: El traslado de refugiados de un país donde han buscado refugio a otro estado que se ha comprometido con recibirlos.  Estas personas refugiadas usualmente reciben el estatus de asilo o alguna otra forma de residencia con sus derechos reconocidos.

Migración Indocumentada vs. Migración Irregular: El término migrante indocumentado/sin documentos se explica solo, pero no es lo mismo que “migrante con estatus irregular”.  Migración irregular incluye situaciones donde migrantes se quedan más allá de la visa que tienen o hacen trabajo prohibido o viajan con documentos inapropiados o falsos.

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Estos rótulos pueden ayudar y también pueden hacer daño, dependiendo de cómo se usan para esconder o iluminar las historias de las personas.  A veces son usados por gobiernos para redimensionar la realidad por razones políticos.  A veces son usados por personas para validar sus propias situaciones.  Pienso en otro colombiano quien huyó a Brasil para solicitar asilo.  Cuando me quedé en su apartamento el año pasado, me dijo:

“Como refugiado, el gobierno brasilero no me permite visitar a Colombia sin un permiso especial.  El gobierno me ha ofrecido el estatus de migrante, lo que me daría la libertad de ir y venir como quiera.  Ellos preferirían clasificarme como migrante porque es políticamente incómodo reconocer a refugiados del país vecino.  Pero cambiar de estatus sería como borrar mi historia y negar la razón por la cual estoy acá.  No vine porque quería, y no puedo soltar esa verdad.  Soy refugiado.”

Cada historia es única y compleja.  No podemos usar estas palabras de manera intercambiable ni descuidadamente.  Aun el término más adecuado siempre esconderá matices.  Consideremos las razones para diferenciar entre los rótulos técnicos, y también para profundizar y encontrar la persona detrás del rótulo.

  • ¿Por qué casi nunca pienso en mi misma como migrante?
  • ¿Cómo se puede revocar el rótulo “migrante” o “inadmisible” si la palabra no cuenta la historia de la persona?
  • ¿Hay formas en que las personas pueden compartir sus historias sin sencillamente recibir un rótulo?
  • ¿Qué nos dice el uso de estos rótulos sobre la estructura política?
  • ¿Una persona como Betty ya no es refugiada por que ha regresado y salido de su país tantas veces? ¿O una persona como Betty es refugiada porque todavía lucha con pesadillas y temor?

Betty diría lo siguiente:

Soy colombiana lejos de casa, con mi corazón y cabeza en más de un lugar.  Estoy en mejores condiciones que muchos de mis paisanos acá en Europa, porque tengo conexiones, tengo propósito.  Pero es doloroso que otras personas me miren y toman por sentado que el hecho que estoy acá organizada implica que es fácil estar acá.  No.  Me profundizo en la vida acá pero también es siempre duro.  Importa toda mi historia.

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