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“Dale” es una de las palabras más comunes entre los nicaragüenses, este año como voluntaria de CCM me ha servido mucho para identificarme como una persona más fuerte, pero a la vez un poco más sensible ante las situaciones que nos afectan día con día como sociedad.

 Nicaragua es un país con una gran riqueza natural que abrió sus puertas para mí, dándome la oportunidad de servir y desarrollarme un poco más como docente en diferentes áreas, ya que en el centro donde estaba sirviendo no contaba con docentes capacitados.  Entonces me toco desenvolver gran parte de mi aprendizaje que traía y darlo a conocer para que pudiéramos tener una mejor dinámica con los estudiantes pero también con los jóvenes líderes de la comunidad ya que ellos eran los que ayudaban con las clases de los niños y niñas.

Foto: Angelica Natareno

En Acahualinca, la comunidad donde está ubicado el centro “Huellas para la Paz” pese a las carencias que viven día a día los y las habitantes pude darme cuenta de que yo iba a llevarme un buen aprendizaje.   Y así fue. Mi tiempo Sirviendo con Huellas para la Paz hizo que viera las cosas pequeñas de diferente manera, hacerlas con más amor y solidaridad, porque de esas cositas pequeñas se pueden obtener grandes cosas, eso hizo que yo me pudiera sentir más identificada con esta realidad, y pude ver que los niños y las niñas se sentían bien con mi trabajo, esa fue una de mis satisfacciones más grande.

También tuve la oportunidad de dar Clases de taekwondo, que es un arte marcial de defensa personal donde pude compartir con un grupo de chicas y chicos, y fue una buena experiencia porque implementamos una mejor disciplina, enseñanza del autocontrol y sobre todos respeto y tolerancia, pero lo más importante empoderamiento para enfrentar las situaciones con coraje y valentía usando nuestras técnicas de defensa si fuesen necesarias.  Fue interesante para mi observar que las niñas eran las más interesadas en estas clases.  No es de extrañarse, pues el contexto de vulnerabilidad a la que se encuentran expuestas hace que espacios así sean tan necesarios para poder defenderse. En Nicaragua las niñas y mujeres son las principales victimas de violencia sexual, según la coalición nacional de la Niñez CODENI: “A nivel centroamericano, Nicaragua ocupa la segunda posición de los países con el mayor índice tasas de denuncias por delitos sexuales. … El 73% de las víctimas son niñas y adolescentes, es decir 3 de 4 mujeres en situación de abuso sexual son niñas y adolescentes”

Foto: Angelica Natareno

Ahora con la pandemia yo sigo trabajando con huella de paz de una manera virtual, ha sido un poco difícil ponernos en la misma sintonía con los jóvenes, pero creo que eso también ha servido para acercarnos más a la tecnología, desde una perspectiva de aprendizaje y no sólo de entretenimiento.  

Este año fue toda una cajita de sorpresas, de desafíos, retos, alegrías, pero sobre todo de mucho aprendizaje no solo personal si no también de mucho más acercamiento con Dios, que me ha sostenido todo este tiempo con mis altibajos. Estoy profundamente agradecida con el equipo de CCM Nicaragua ya que ellos han sido una pieza fundamental en este nuevo mundo descocido al que estaba enfrentando su apoyo a sido incondicional, de verdad muchas Gracias.

Foto: Angelica Natareno

Y ahora en esta nueva fase de mi vida me toca abrir una nueva puerta sin saber que hay detrás de ella y enfrentar un nuevo reto para seguir aprendido de las malas y buenas experiencia, pero por supuesto bajo la guianza del señor que no nos deja en ningún momento de nuestras  vidas, y pues también en esta experiencia que tuve como voluntaria me llevo conmigo una maleta de risas , de  una nueva cultura,  una nueva gastronomía, donde aprendí a comer mucho gallo pinto, un dé los patillos más comunes de las casas nicaragüenses, pero también otros platillos deliciosos como el indio viejo, el vaho, vigoro, y como olvidarme de los tostones, la cultura nicaragüense es muy diferente a la mía su folklore, su acento,  que es lo que hace único a cada país,  el reto está en que podamos descubrir esa riqueza que los caracteriza a cada uno. Ahora después de un año puedo decir que soy una chipi/nica.


Angelica Natereno de Ciudad Guatemala es YAMENER sirviendo como Asistente comunitaria en el centro Huellas para la Paz, organización comunitaria ubicada en Managua, Nicaragua y socia de CCM . 

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