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Kate Irick es Promotora de Educación de Paz en Servicios y Asesoría para la Paz (SERAPAZ), un socio de CCM en la Ciudad de México que acompaña, forma, y fortalece actores sociales en la transformación positiva de sus conflictos.

En junio, el Instituto Satyagraha tuvo un seminario sobre la noviolencia con enfoque de Gandhi en la Sierra Norte de Puebla. Lo que me inspiró más en esos días de conviviencia, aprendizaje y mera existencia en un incubador por cambio social, fue una expresión de boviolencia que nació del cooperativismo.

Ahí, la dignidad humana se construyó del lodo y unificó los corazones de la comunidad con sueños y prácticas trabajados en conjunto. Esto se manifestó de diversas formas: la lucha por la identidad indígena, por la transformación de realidades políticas injustas, la coexistencia con el medioambiente–todas estas cosas en un lugar caracterizado por la violencia, la marginalización–y crear una comunidad que celebra las prácticas y organización que se ha construido a lo largo de un medio sigo de trabajo cooperativista.

Así que el contenido del taller ofreció teoría de la noviolencia, y su contexto, un ejemplo de la práctica. La cooperativas forma parte de la Unión de Cooperativas Tosepan que cuenta con un banco, un programa de salud, escuelas, un centro de producción agrícola, un proyecto de turismo sustentable, y más de 20,000 miembros. Es uno de los proyectos cooperativistas más grandes y avanzados en todo México.

En la escuela primaria y secundaria, el currículum se basa en el modelo Montessori, pero con un enfoque cooperativista. El currículum de matemáticas incorpora sistemas Mayas, en las ciencias los estudiantes crean una biblioteca de plantas locales con sus usos medicinales. Los y las niñas mantienen gallinas y aprenden a cosechar maíz, calabaza, frijoles y jitomates–el sustento alimentario principal de la región.

Todo esto dentro de un contexto nacional en donde los grupos indígenas enfrentan expulsión y despojo de sus tierras debido a megaproyectos, control de territorio, corrupción, discriminación y pobreza. En un contexto regional donde una población significante ha migrado debido a la pobreza, desempleo, y falta de acceso a servicios básicos como la salud y la educación. Debido al trabajo integral de la unión de cooperativas, apoyado por un model educativo pertinente a la identidad ecológica, social y económica de la región, la próxima generación tendrá una visión para un futuro con oportunidades concretas y una alternativa a la migración.

Uno de los facilitadores durante el seminario, Carl Kline, de Dakota del Sur, nos animó a abrir nuestras mentes a las distintas manifestaciones de trabajo de paz y noviolencia que los seres humanos podemos hacer y dar entregar a esta tierra. ¿Cuidar a los enfermos no es noviolencia? ¿Atender a nuestros huertos? ¿Abrirnos al diálogo con vecinos y vecinas?

Estas preguntas siembran respuestas para el futuro de la sociedad global. Desde nuestro primer respiro al despertar cada mañana al descanso de nuestros seres cada noche, tenemos las herramientas y los ejemplos para construir, construir, construir la noviolencia todo el día.

Los pueblos indígenas en México apuestan por un futuro con una vida digna en su tierra natal, educar a sus hijos e hijas con prácticas, conocimientos y lenguas indígenas, y un cuidado de la naturaleza–de hecho su existencia depende de él. Su valentía y gracia en enfrentar las realidades de destrucción y saqueo actual hace crecer un río de esperanza en un paisaje cicatrizado por violencia y codicia.

¿Qué podemos aprender, entonces, de una comunidad con su propio banco, model educativo, clínicas, hospedaje y producción de alimentos? ¿De una comunidad que enfrenta las lógicas de la migración forzada y degradación de los recursos naturales?

Una dinámica de unidad que se hizo al final del seminario. Kate Irick

Una dinámica de unidad que se hizo al final del seminario. Kate Irick

Las luchas campesinas e indígenas nos dan claves para una coexistencia sana con este planeta, de las cuales hay muchos ejemplos en México en defensa de la tierra, agua, y mero aire que respiramos. Si escuchamos estas voces, alzandolas al micrófono, lo que encontraremos es que los pueblos indígenas de México y el mundo son la fuerza que nos dará las respuestas al cambio climático. Muchos enfrentan amenazas directas y muerte por intentar hacerlo.

Estas claves son el camino para adelante: nuestra sociedad, nuestra espiritualidad tienen que generar propuestas de Vida, que no son las que actualmente operan en nuestro mundo. Esto es la esperanza, es el camino hacia la paz, es la Noviolencia, y comienza con la escucha activa de nuestros vecinos y vecinas indígenas y campesinos a escala mundial.

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