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Foto por Chris Hershberger-Esh

Por Chris Hershberger-Esh, CCM America Latina.

50 personas exhaustas que parecían migrantes,  siendo la mayoría de ellos hombres, formaron un círculo en el área de comida donde la iniciativa Kino maneja un comedor de beneficencia en Nogales, México. Una mujer que contaba con un trasfondo en pedagogía empezó a contar y separar el grupo en dos equipos y explicaba el juego. Cada equipo debía pasarle la pelota de tenis a sus compañeros alrededor del círculo en el tiempo más rápido posible. Quien completara la vuelta con la pelota primero anotaba un punto.

Al principio ellos siguieron el juego, más solo unas cuantas personas parecían genuinamente interesadas. Tras unas cuantas rondas, casi todos los adultos en el salón gritaban y reían animosamente para apoyar a sus compañeros de equipo. El lugar no cabía de energía.

Para estos hombres, quienes muchos de ellos ya habían pasado por el mismísimo infierno – deportación, días en un hostil desierto, o un largo y peligroso camino por México- esto representaba un momento único donde podían relajarse y hasta reír. Me senté atrás, maravillado por la transformación que apenas presencié, acompañado por otro puño de líderes de CCM quienes estaban de visita ese día.

Nogales, Mexico, es una ciudad con una población que va sobre 200,000, separada de Nogales Arizona por una intimidante pared de metal para alejar a los migrantes que van hacia los Estados Unidos. Si se camina lo suficiente por el desierto, eventualmente la pared se va terminando, lo que llama a muchos migrantes a tomar ese camino cuando van hacia el Norte. Nogales es también el mismo lugar donde muchos deportados son traídos de vuelta por la policía de la frontera de Estados unidos, usualmente muy tarde por la noche.

Hay una fuerza masiva estructural que crea una dinámica de tira y jala en la migración que violentos policías intentan  mitigar. Eso es muy visible aquí en Nogales, Sin embargo, también son visibles los destellos con esperanza de individuos y organizaciones que están construyendo paz en estas comunidades fronterizas a través de la plantación de jardines, educando niños y adultos,  cuidando a los migrantes y organizando a trabajadores de maquilas.

Los líderes de los programas de CCM en México y Estados Unidos se reunieron aquí en Nogales a principios de este mes para tratar este tema en colaboración con la frontera de Estados Unidos. Los participantes representaban media docena de CCM y oficinas de asociados de ambos lados de la frontera  que se juntaron bajo la convicción de que la migración es un punto que debe ser tratado multilateralmente.

La reunión tomó lugar en el Hogar de Paz y Esperanza (HEPAC), un asociado de CCM México que trabaja con mujeres y niños en Nogales proveyendo alimentación, educación y proyectos microeconómicos alternativos, entre otras cosas. Con un pequeño más comprometido equipo, lograron tener un impacto significativo en la comunidad.

CCM originalmente reunió a la iniciativa de construcción de paz en las fronteras hace tres años para comenzar este trabajo, pero un gran número de nuevas caras fueron apareciendo en el consejo desde entonces. Aparte de HEPAC, hubo participantes de CCM México, CCM Latinoamérica, CCM de la costa oeste, CCM EEUU y Menonita Shalom en Tucson, Arizona.

Los participantes visitaron un refugio para mujeres migrantes en Nogales, donde escucharon las historias de tres mujeres, dos de ellas quienes recientemente fueron deportadas y una que estaba por hacer su primer intento. Una de las mujeres tenía a sus hijos y a su esposo viviendo en Arizona con los que intentaba reunirse. Otra mujer tenía hijos en Honduras quienes necesitaban recursos para vivir.

Camino al refugio de mujeres, los participantes visitaron el lugar donde José Antonio Elena Rodríguez, de 16 años, fue asesinado con 8 tiros en tierra mexicana por la Policía de la frontera de Estados Unidos. La patrulla de frontera alega que él estaba tirando piedras, pero aún ese detalle está en disputa. Los 10 de abril, HEPAC organiza una vigilia en su memoria.

La iniciativa está discutiendo planes tempranos para expandir una campaña de incidencia con respecto a este asunto, Pedirle a la patrulla de frontera que dé una disculpa pública y que cambie sus policías internos, de manera que eventos similares no vuelvan a suceder (y prevenir otros menos serios –pero más frecuentes- abusos a los migrantes). Este proyecto no trata de satanizar a los agentes individuales, más trata de nombrar la violencia institucional de la agencia como un todo.

El grupo también discutió sobre el envolvimiento de CCM Guatemala en trabajos futuros en la frontera de Guatemala/México. Los migrantes que  vienen de Guatemala, Honduras y El salvador deben primero cruzar por esa frontera antes de hacer el largo y peligroso viaje a la frontera con los Estados Unidos. Con trabajadores de CCM México en el sur, centro y noroeste del país, los nuevos representantes de país buscan nuevas formas para apoyar a los migrantes centroamericanos en su viaje a través de México.

Juntos, La iniciativa de Construcción de paz en las fronteras espera expandir su trabajo en educación, incidencia, servicios directos y mutua colaboración. Cada una de las oficinas representadas de CCM está trabajando en asuntos de Migración por su propia parte, pero se mueven hacia adelante en conjunto bajo la convicción de que nuestros esfuerzos se volverán más fuertes juntos.

Cuatro años después de que se pensara la idea de la iniciativa, parece seguro llevar este trabajo a un nivel mayor. Con tantos participantes nuevos en el consejo, hubo un nuevo sentimiento de energía y esperanza, a pesar de los inmensos obstáculos.

Retornamos a nuestras oficinas en Ciudad de México, Tucson, Chihuahua, Goshen, Fresno y Nogales con nuestras grandes listas de cosas por hacer. Dentro de la región fronteriza esperamos hacer crecer esta iniciativa y expandir el apoyo de CCM entre fronteras con educación, políticas justas, y cuidado a los migrantes.