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Lindsey Frye sirve con el CCM en México como promotor del ecumenismo para INESIN, un grupo asociado del CCM. Su articulo fue publicado en la revista de CCM, Intersections, en otoño de 2016.

En la localidad rural de Llano Alto en la región del sur de Chiapas, México, un grupo de horticultores/as se reúne regularmente para compartir experiencias en el cultivo de huertos orgánicos que producen diversos tipos de hierbas y hortalizas para el consumo interno. Apoyadas por el Instituto de Estudios Interculturales e Investigación (INESIN, una organización asociada del CCM para la cual trabajo), estas personas horticultoras vienen de familias que han trabajado la tierra durante siglos, la mayor parte de ellas se dedican exclusivamente al cultivo de frijoles y maíz, los principales alimentos básicos de la dieta local. La idea de cultivar un huerto orgánico de hierbas y hortalizas en el propio patio es una idea de cuentos de hadas. Cuando las familias tienen dinero extra en mano, puede ser que quizás compren estos productos “extras” para complementar su dieta de alimentos básicos –de lo contrario, no los consumen. La iniciativa de INESIN tiene como objetivo fomentar una mayor soberanía alimentaria en Llano Alto, apoyando a las personas agricultoras en esta comunidad rural a proporcionar una dieta equilibrada para sus familias. La iniciativa ha tenido éxito: los huertos han atraído la atención de otras personas, lo que lleva a una expansión del grupo, de nueve a diecinueve horticultores/as. En INESIN consideramos que esta expansión es positiva, sin embargo, también sabemos que la expansión podría introducir dinámicas delicadas en la vida del grupo, ya que ahora las personas horticultoras no tienen la misma afiliación religiosa.

Lindsey Frye.

INESIN comenzó a facilitar el grupo a través de un contacto en la Iglesia del Nazareno en Llano Alto. Aunque INESIN explicó por adelantado a las personas horticultoras que, ni INESIN ni el grupo sí mismo son programas de la iglesia, durante los últimos ocho meses, la mayoría de las reuniones del grupo se han llevado a cabo en la iglesia o alrededor de misma. INESIN se ha encontrado que las iglesias, a menudo, son buenos puntos de partida para los grupos debido a que el espacio de la iglesia crea un sentimiento de confianza; sin embargo, una vez que el grupo está formado y operando, INESIN anima a que se mueva hacia el exterior, a la comunidad más amplia. En una reunión reciente con el grupo de Llano Alto, mi compañera de trabajo Marielena, delicadamente expuso la posibilidad de extender el grupo más allá de la iglesia. Sugiere: “Ahora que los huertos están creciendo y tenemos nuevos miembros, es un buen momento para comenzar a reunirnos en las casas”. Algunos rostros de las personas recién llegadas se ven aliviados. Un hombre explica, “Puesto que no somos parte de esta iglesia, nos sentimos incómodos reuniéndonos aquí, es como que estamos faltándole el respeto a este espacio invadiéndolo”. Dos mujeres del grupo original no están de acuerdo. “Aquí es donde siempre nos hemos reunido. De todos modos, no tenemos espacio para alojar personas en nuestras casas”.

La discusión continúa, y el grupo llega a un acuerdo de que, en el futuro, las reuniones se realizarán en las casas de los miembros del grupo que voluntariamente ofrezcan alojar la reunión. Pero, como en el caso de muchos conflictos, lo que hace que este conflicto en particular sea interesante, está no tanto en lo que se dice, sino más bien por debajo de la superficie de esta conversación sobre los espacios de huertos, casas e iglesias.

Ha habido tensiones sobre política y religión, durante mucho tiempo en Chiapas, pero los efectos del levantamiento zapatista de 1994 han entrelazado profundamente a la dos. A pesar de que el levantamiento no era claramente un movimiento en torno a la religión, el movimiento zapatista se benefició de la energía de una parroquia católica llena de vida social activa influida por la teología de la liberación. Al mismo tiempo, una organización paramilitar en la región atrajo el resentimiento de la iglesia evangélica que se sentía perseguida. Las tensiones políticas y religiosas a veces resultaron en violencia, más notoriamente la matanza de 45 indígenas zapatistas pacifistas en la comunidad de Acteal en 1997.

Un mural de Samuel Ruiz. San Cristóbal, Chiapas. Anna Vogt

Estas tensiones políticas y religiosas han persistido entre las personas de diferentes religiones en Chiapas. Varias organizaciones de paz se han desarrollado durante los últimos 20 años, muchas, gracias al apoyo del fallecido obispo católico Samuel Ruiz, un actor importante en el proceso de paz durante y después del levantamiento. Cuando Ruiz y otras personas soñaban en cómo INESIN se vería, comisionó a un grupo de personas a “conseguir que personas católicas y protestantes se reunieran para hacer alguna cosa. Cualquier cosa. Pero que no hablen de religión o de diferencias. No al principio. Reúnales y que se hablen”.

El panorama social en Chiapas ha sido testigo de muchos cambios en las dos últimas décadas. En el caso de la comunidad en Llano Alto, los conflictos sociales hierven a fuego lento entre las iglesias evangélicas, en lugar de entre católicos y evangélicos (los católicos tienen sus propias luchas internas en otras comunidades). Sin embargo, la comisión original de Ruiz a INESIN se aplica aquí también, por lo que INESIN busca incentivar las relaciones ecuménicas a nivel comunitario a través de iniciativas de colaboración en torno a intereses comunes.

Lindsey Frye.

En el caso de Llano Alto, la iniciativa de colaboración de INESIN se centra en el interés común de soberanía alimentaria. El personal de INESIN dan talleres sobre fertilizantes orgánicos y conservación de las semillas (para compartir); las personas horticultoras en el proyecto cuidan los huertos entre sí y conversan un poco. Cuando surgen tensiones políticas y religiosas a nivel comunitario o estatal, los miembros del grupo tienen experiencia vivida con “el otro” quien es más amplio y más amable de lo que los medios de comunicación le retratan.

Una colega en la región, una vez me habló de una sesión de mediación que facilitó entre protestantes y católicos. Al final de la sesión, los dos grupos comenzaron a hablar en su lengua materna tsotsil, un lenguaje indígena hablado en las tierras altas de Chiapas. Mi colega pidió a alguien que tradujera para ella, ya que se sentía muy bien acerca del progreso que se había hecho y quería saber hacia dónde se estaba guiando la conversación. Resultó que, los dos grupos estaban hablando de frijoles, la única cosa que sintieron que podían hablar juntos, quizás una de las pocas cosas que sentían que tenían en común. Esta historia refleja la experiencia más amplia de INESIN en Llano Alto y en otros lugares, el participar en algo tan simple y complejo, como lo es cultivar nuestra propia comida, está íntimamente conectado con la tarea simple y compleja de vivir en paz.

Para leer más:

En Español:

http://acteal.blogspot.mx/p/historia-de-las-abejas.html

http://www.sipaz.org/enfoqueimpunidad-y-responsabilidadde-las-autoridades-publicas-enel-caso-acteal/

http://www.otrosmundoschiapas.org/index.php/temas-analisis/41-41-indigenas

http://www.otrosmundoschiapas.org/index.php/temas-analisis/41-41-indigenas/1904-indigenasde-chiapas-entre-los-gruposoriginarios-mas-desplazadosde-america-latina

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