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Crecí en una comunidad en la que mi abuelo era agricultor y, como la mayoría de los aquí presentes, pertenecemos a una comunidad indígena. Nos han educado sabiendo que tenemos que levantarnos temprano y ayudar en la granja y trabajar la tierra para apoyar a la familia.

El conocimiento ancestral siempre ha estado muy presente en mi familia y en mi comunidad. Por ejemplo, supongamos que hay dos montañas por allí. Mi abuelo criaba ovejas y solía decirnos: “Este año no lleven las ovejas a pastar a esas montañas”.

Le preguntábamos por qué, y nos decía: “Porque hay que dejar espacio para que el pasto crezca y se reproduzca”. Y eso permitía que la hierba descansara, y detenía la erosión del suelo. Lo mismo ocurría con otros valores, como el apoyo mutuo y el cuidado del medio ambiente.

Debido a todas las tecnologías que han llegado, ese importante conocimiento ancestral se ha ido perdiendo.

Lo que hace PRODII (Programa de Desarollo Integral Interdisciplinario, socio del CCM) no es aportar nuevos conocimientos a la gente. Ese conocimiento ya estaba ahí. Pero se había perdido en algún momento, y estamos tratando de recuperarlo.

Sé que el clima antes era mejor, antes era bueno. Las lluvias solían repartirse durante la estación, quizá entre septiembre y enero. Pero ahora, las lluvias que deberían estar repartidas en un periodo más largo de tiempo llegan de golpe y dañan los cultivos.

Ahora el clima es más extremo. Es más cálido que antes, y las comunidades pueden producir cultivos más diversos. Sin embargo, también tienen problemas más frecuentes, como el granizo, que puede llegar y destruir los cultivos en un instante.

En una comunidad cercana hay mucho granizo todos los años y eso es muy malo para nuestra gente. Con el tiempo tendremos algunas medidas para solucionar este problema. A veces pienso que podríamos poner una red encima de los cultivos para atrapar el granizo y convertirlo en agua. Pero nuestras comunidades no tienen los recursos económicos para hacerlo.

Estamos tratando de adaptarnos. Con el CCM, estamos abordando cuestiones de agrobiodiversidad y de cómo afrontar el cambio climático.

Es importante adaptarse usando los conocimientos ancestrales, pero también utilizando las nuevas tecnologías que están surgiendo. Creo que sólo así podremos aprender a vivir con el cambio climático.

Mi principal preocupación es el tema del agua y cómo cuidarla.

Sin agua, no podemos hacer nada.

La gente necesita tener suficiente agua para temas de higiene, para cocinar, para regar los cultivos. He oído decir que dentro de 50 años la gente no trabajará por dinero, sino por agua. Las comunidades que tengan acceso al agua sobrevivirán, pero las ciudades y los lugares que no tengan un buen suministro de agua perecerán.

Es importante seguir trabajando para mantener nuestras fuentes de agua. Es una parte importante de lo que hacemos.

Ahora mismo, estamos promoviendo el uso de sistemas de Manejo Integral de Cuencas. Estos sistemas absorben el agua de la lluvia, así como de las raíces de las plantas e incluso del rocío.

A veces se lo describo así a la gente: Digamos que tenemos una toalla extendida sobre la mesa y vertemos agua sobre ella, algo así es el sistema. Si echamos el agua directamente sobre la mesa, esa agua se cae enseguida. El sistema de gestión integrada de Manejo Integral de Cuencas está desarrollado para funcionar como una toalla, para absorber el agua.

La idea es mantener la cantidad de agua en los arroyos para que no disminuya con el tiempo, y eso puede mejorar la cantidad de agua que la gente puede tener. Estamos trabajando duro en eso en las diferentes comunidades.

Queremos que estos sistemas de Manejo Integral de Cuencas sean modelos, demostraciones para otras comunidades.

Hacemos énfasis en enfoques que sean sostenibles a largo plazo. Muchas instituciones han venido y han traído productos químicos para que la gente los utilice, pero eso no es sostenible porque daña el suelo. Y luego, cuando las instituciones se van, la gente no puede seguir haciéndolo. Promovemos el uso de materiales disponibles localmente, como el compost hecho con estiércol y los materiales biodegradables.

Eso es básicamente lo que hacemos, y lo hacemos en equipo. Nuestro trabajo es amplio. Atraviesa otras áreas como la salud y la educación.

Nuestro sueño es poder trabajar con las comunidades para que, cuando nuestros proyectos terminen y nos vayamos, la gente siga utilizando los enfoques que aprendieron de PRODII.

Nuestro objetivo es seguir creciendo. Estamos seguros de que habrá más retos en el futuro, pero esperamos que, con las bases que estamos sentando, encontremos más formas de crecer de forma sostenible.

Pienso en una mujer que ha estado con PRODII desde el principio.

Ella ha aplicado todo lo que ha aprendido de nosotros. En su tierra tiene algunas terrazas donde está produciendo una gran variedad de cultivos.

Es una empresaria y líder en su comunidad. Siempre me siento muy orgulloso cuando voy a visitarla porque realmente es un ejemplo de todo lo que hemos hecho.


Gabriel Acarapi Chuca es un técnico de PRODII, socio del CCM, que trabaja en comunidades bolivianas remotas. Rachel Watson, de Kitchener, Ontario, es trabajadora de comunicaciones y apoyo a programas del CCM en Bolivia.

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