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Young colombia soldier

Young Colombian Soldier. Photo by Paul James Campbell, Creative Commons license.

Por Anna Vogt, una trabajadora en CCM Colombia y JUSTAPAZ, una organización Menonita para la vivencia de la justicia, la noviolencia y la paz para una vida digna y reconciliada con toda la creación.

Imagínate que fueras un joven de 18 años. Imagine que para toda tu vida hubieras crecido en un país que promueva la violencia. Hay caballeros con banderas pintados en la pared de tu sala de la escuela dominical. Tu sabes que cuando llegues a la mayoría de edad, tendrás que prestar el servicio miliar obligatorio. Sin la libreta militar, no podrás graduarse de la universidad ni obtener un trabajo formal. Socialmente, el servicio se considera una parte importante de la formación de tu masculinidad. Legalmente, tienes que presentarse para aclarar tu situación militar; ilegalmente, muchos jóvenes están reclutados ilegalmente y obligados a subir camiones militares en la calles y son llevados a la fuerza para ser reclutados. Eso pasa en las universidades, estaciones de transporte público, los parques, y en otros lugares públicos, donde como joven, pases mucho tiempo.

Ahora, imagine que dijeras no. Tienes muchas razones para objetar: necesitas estar trabajando para apoyar la familia, estás estudiando en una universidad o académico no reconocido por el estado, o solamente estás en medio de otros planes de vida y no quieres que sean interrumpidos. De pronto, hagas parte de un colectivo de jóvenes que por razones humanísticas y políticas rechaza apoyar las guerras del estado, o has escuchado algunos de los horrores que pasan en la selva y no quieras participar en los escándalos como los falsos positivos. En este caso, te sientes que moralmente no puedes participar por tus creencias religiosas basadas en la santidad de la vida y que nadie debe tener el poder de la vida y muerte sobre otro; ponerse el uniforme y llevar armas es una contradicción directa a dichas creencias.

Imagínate las consecuencias legales. La objeción de conciencia en un derecho legal, pero casi no hay voluntad política ni un marco legal para garantizar tus derechos. Tú ni sabias de un derecho cuando dijiste no por primera vez y rechazaste ponerte el uniforme después de ser transportado ilegalmente al batallón. Podrías enfrentar castigos y burlas por los oficiales y los demás de las reclutas. Imaginé que recibieras un tiempo de descanso para ir a la casa y decideras no volverte al batallón en la fecha estipulada. Ahora, estarías potencialmente viviéndose tiempo en la cárcel and más hostigamiento militar.

Además, imagine las consecuencias sociales. Tu padre podría decir que fueras un traidor y rechazará la relación contigo. Deberías tomar medidas de seguridad porque estarías en peligro de retribución violenta por parte de los grupos armado por decir que no. Imagínate que ya no pudieras vivir con tu familia, estuvieras preocupado de estar vigilado, tuvieras que informar cuando hicieras cosas diferentes de tus planes, y tuvieras que cambiar tu número de celular y tener mucho cuidado de lo que digas en las llamadas. Te volverías más cauteloso.

Metro station, a site of illegal military roundups.

Imagínate su alivio, cuando a través de una seria de eventos supuestamente coincidentes, tu recibieras un contacto con un grupo de Menonitas Colombianos que trabajan para promover la objeción de conciencia y cambiar la voluntad política. Ellos te están brindando apoyo y asesoría legal y también conectándote con otros jóvenes que están en la misma. Todos los días, practicarías tu discurso con tus razones por las que dijiste que no, para estar finalmente listo para el día cuando tengas que dar tu testimonio. A pesar de todo, enfrentaras la posibilidad de pasar tiempo en la cárcel y enfrentar violencia, pero siguieras comprometido a no tomar armas y compartir tu historia. Por tu decisión, ya está creciendo un grupo de otros jóvenes de tu iglesia, que también saben que pueden decir que no. Cada semana, hay reuniones para hablar sobre los derechos, no solamente para decir que no sino también para decir si a la paz y a las alternativas al servicio militar.

Imagínate que fueras tan valiente.

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