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Cuando tuve la elección de sacar una clase de lenguaje en el séptimo grado, la sabiduría de mi papá fue la de que yo aprendiera español. Él predijo lo que ya se había tornado una realidad, que el hablar español sería infinitamente útil en mi vida. En muchas maneras, los Estados Unidos es la cuna de la segunda población más grande de hispanoparlantes del mundo. Desde ese aspecto, el aprender español me ha abierto comunicación con 559 millones de personas al nivel mundial, más los 527 millones de hablantes del idioma inglés nativo con quienes ya podía comunicarme desde antes. (Sabrá cuántas personas hablan inglés con fluidez no nativa.) Así que sencillamente dicho, aprender español fue una idea buenísima.

Sin embargo, aparte de los beneficios obvios de poder viajar mucho y comunicarse con por lo menos el doble de personas, el aprender un nuevo idioma tiene valor porque abre nuevos modos de pensar. Permítame compartirle por qué aprender un nuevo idioma, aún uno que sólo 21,000 personas hablen en un rincón pequeño y bello del mundo, vale tanto.

Antes de que la colonización introdujera el idioma español al sur de México y Centroamérica, el pueblo nativo maya de la región tenía su propio idioma que desde entonces ha llevado ánimo y esperanza en sus palabras tras generaciones de esclavitud, discriminación, y violencia. Hoy en día, algunos estiman que hay 56 grupos lingüísticos en Chiapas que trazan sus raíces a un idioma maya antiguo. Yo, recientemente he empezado a aprender uno de estos idiomas, Tsotsil, el idioma de mi familia anfitriona y de algunas de las comunidades con quienes trabajo.

Varias comunidades de la zona hablan su propia variedad de Tsotsil, el cual es mayormente entendible entre hablantes nativos, pero con distinciones notables. Aprendo Tsotsil de la comunidad Huixtán, de donde proviene mi familia anfitriona. Una búsqueda en Google me muestra que hay aproximadamente 21,000 personas que viven en Huixtán, que significa que probablemente haya una persona que hable la variedad huixtano de Tsotsil por cada 26,600 hispanoparlantes en el mundo.

Así que, si los beneficios de viajar mucho y poder comunicarse con casi un continente entero no aplican al aprender Tsotsil, ¿Cuáles son los beneficios? He aprendido a pensar del mundo de nuevas maneras, aún por sólo aprender unas pocas frases, porque conceptos o ideas se expresan de maneras únicas en idiomas distintos. Aquí hay algunas palabras y sus traducciones literales en Tsotsil que me han permitido pensar de nuevas maneras, y, al fin y al cabo, ver el mundo con otros colores y matices.

1. bats’i k’op – “Tsotsil.” Literalmente, “palabra natural y verdadera.”

¿Cómo se dice Tsotsil en Tsotsil? De hecho, no hay palabra. La manera en que alguien de Huixtán averiguara si yo hablo Tsotsil sería preguntándome, “¿Habla nuestra palabra natural y verdadera?” O sea, el hablar español como una persona descendiente maya quien habla Tsotsil no es natural. Para mí, es una clave que me ayuda a entender cómo el pueblo maya se ve a sí mismo a la luz de la colonización española. La imposición de una cultura, un idioma, y una economía ajenos por otro pueblo es contra lo natural. No es cómo las cosas deberían ser.

 

2. ok’on to – “buenas noches.” Literalmente, “mañana, aún.”

Hay algo muy animador en esta manera de finalizar al día. Pienso que está envuelto con el simbolismo del atardecer, que trae a la mente las películas viejas de la Frontera Oeste de los Estados Unidos que siempre terminan con los vaqueros cabalgando hacia la puesta del sol. El volverse del día a la noche es un símbolo poderoso de clausura porque toda la gente reconoce el fin de un día. De la misma manera, la noche significa el descanso antes de la mañana, nuevos comienzos. En tiempos de noticias malas y desesperación, el diario recordatorio de que mañana está por venir es una palabra de esperanza. El sol por seguro se amanecerá. Ok’on to.

 

3. nichim ko’nton – “Estoy feliz” o “Es un placer.” Literalmente, “Mi corazón está en florecimiento (brote)”

Esta frase se dice cuando una persona es bienvenida en una casa, o conoce a una persona nueva, o agradece a alguien por un favor. En Tsotsil, la atención se da al corazón. “¿Cómo se siente?”  suena más como “¿Cómo está su corazón?” Cuando una persona se siente bien, su corazón es como una parcela llena de flores. Al vivir en un nuevo país se requiere mucha vulnerabilidad y el acostumbrarse a sentirse confundido o perdido. Esta frase en Tsotsil me ha llamado a prestar más atención cuando mi corazón está reseco y cuando él está en florecimiento.


Quinn Brenneke trabajó con Voces Mesoamericanas, un socio de CCM México, a través del programa SALT durante el año 2017-2018.

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