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Esta historia es la segunda de dos partes. Lea la primera historia aquí.

En el 2018 me integré como Coordinadora de enlaces del CCM en ese entonces Nicaragua y Costa Rica. En ese año CCM Honduras y CCM Guatemala- El Salvador, promovieron un tour de aprendizaje sobre la Migración entre Honduras y Guatemala.  Tuve la oportunidad de asistir junto a un grupo de personas de Estados Unidos, y guiados por los tres coordinadores de Enlaces de, ese entonces; Honduras, Guate salva y México, escuché historias fascinantes sobre la Migración, así como aprendí sobre nuestros países hermanos y por supuesto las Organizaciones socias del CCM y su trabajo en las comunidades.

Recuerdo que la Coordinadora de Enlaces para México en ese momento nos compartió una hermosa manta en la que un colectivo de Mexico había comparado la Migración con la Mariposa Monarca. Cuyo acto de migración, nos decía es difícil, pero también hermoso el observar.

Las mariposas monarcas en Mexico son un simbolo de la migracion. (MCC photo/Laura Pauls-Thomas)

Hoy, aquí en mi escritorio, observo esa manta frente a mí y pienso en la frase que la acompaña “La migración es hermosa”. ¿Realmente hay algo hermoso en dejar tu hogar y familia?

Eblim Efigenia Suarez Castro, 32 años, es de la Zona centro de Yoro en Honduras.  Ella estudió Magisterio.  Estaba ejerciendo la profesión como docente de primaria cuando decidió migrar.

“Debido a la situación económica del país, decidí irme. Tengo tres hijos. Dos adolescentes. Uno de ellos, la mayor a punto de entrar la universidad. Quería un futuro mejor para ellos.”  

Con esa motivación viajó a España.

Una bienvenida fría

Sin embargo, la realidad la golpearía muy fuerte desde el día que tocó el suelo español.

“La persona que me iba a ayudar a acomodarme en España, me estafó. Llegué y me robó el dinero y me quedé ahí sóla en las calles de Madrid. Sin saber que hacer”.

Eblim, sin embargo, pudo contactarse con una amiga de la universidad que también estaba en España y fue ella la que la ubicó con otro contacto para que consiguiera un techo donde vivir los primeros meses.

“Estuve cinco meses sin trabajar. Mi amiga me ayudó mucho con la compra de la tarjeta para el metro, para la comida, para la renta. Fue muy decepcionante, porque mi madre estaba recibiendo un tratamiento para el cáncer de tiroides y no pude enviarles nada a ella, ni a mis hijos. Yo trataba de no preocuparla, de decirle que todo iba bien.” 

Pero nada iba bien para Eblim. Fue hasta en otoño, que logró conseguir empleo como cuidadora de una anciana los fines de semana, y un segundo empleo, meses después para poder solventar las deudas que hasta ese momento había acumulado cuando estaba desempleada.

Imagen cortesía de CASM

Una situación precaria

Según los datos de la CEPAL, la Comision Económica para America Latina y el Caribe de las Naciones Unidas, “Una gran proporción de [mujeres migrantes] encuentra empleo como trabajadora doméstica remunerada en el país de destino. En el mundo, al menos una de cada cinco personas ocupadas en este sector es migrante internacional”.

Para las mujeres que deciden migrar, los trabajos de cuidado de personas mayores y del hogar son los trabajos más comunes, pero no necesariamente los más remunerados y muchas veces son víctimas de explotación laboral. Al estar de manera ilegal no cuentan con un sistema que las proteja. Los abusos y discriminaciones están al orden del día.

“Pude pagar un poco de la deuda que había adquirido, y enviar un poco a mi familia.” Pero, para Eblim la situación era muy frustrante. “La señora que cuidaba era racista, hacía comentarios de como los extranjeros venían a quitarles el trabajo a los españoles, y todo el apoyo que recibíamos de parte del gobierno español y eso no nos bastaba”.

Eblim se sentía presionada también al tener que aprender un nuevo vocabulario y como hacer las cosas que ella estaba acostumbrada hacer de una manera distinta.

“Había veces que me ponía a pensar, ¿Por qué, yo teniendo una profesión tenía que estar aquí soportando estos malos tratos?”

Lo que vivió Eblim hace eco de lo que plantea la CEPAL en su más reciente informe: “La vulnerabilidad de las trabajadoras domésticas remuneradas en este contexto es producto de la ausencia de regulación, las menores probabilidades de ejercer su derecho a asociarse o a negociar colectivamente y la falta de valoración social de este tipo de trabajo”.

 En España, así como en otros países receptores, así como de origen urgen de políticas de protección a las mujeres que se dedican al cuidado del hogar. Según CEPAL “urge pensar las respuestas a las necesidades de cuidados desde un enfoque de género, ya que… son las mujeres quienes, de forma remunerada o no remunerada, realizan la mayor cantidad de tareas de cuidados”.

La llegada de la pandemia

Por este tiempo, España cerró por la pandemia y Eblim volvió a depender de sus amistades para sobrevivir. No estaba en el padrón de la cuidad por lo que no podía pedir asistencia social, como muchas familias españolas lo hacían y también residentes inscritos.  

“Simplemente no quise seguir así. También me pareció injusto que otras personas en mi misma situación pudieron ser registradas, pero yo no. Mi empleador regresó a casa con vacaciones pagadas y ayuda del gobierno, pero yo no podía devengar ningún apoyo.

“Decidí regresar a mi tierra. Un amigo me mandó un link de las repatriaciones que el gobierno de Honduras estaba haciendo a las personas varadas en España y no dudé en ningún momento en regresar.”

Imagen cortesía de CASM

Regreso a Honduras

Para Eblim su experiencia fue negativa. Sin embargo, después de regresar y se contactada por El CASM, a través de la base de datos de la unidad municipal para retornados, Eblim pudo acceder a varios cursos. Uno de ellos es el Diplomado en políticas y derechos de migración, que está tomando en este momento.

“Ahorita estoy en el 4 modulo. Nos sirve de mucho, no sabemos cuáles sos mis derechos cuando migramos y la información y apoyo que no recibimos de las autoridades que nos gobiernan. Cuando yo estaba en España no denuncié a la persona que me estafó por miedo, porque decía que era ilegal. Pero yo podía hacerlo, porque estaba legal por tres meses. Nunca tuve el valor de denunciarla. Luego me comentaron que esa persona hacia lo mismo. Y nadie ha hecho nada para detenerla.”

Al escuchar esto pienso en la gran experiencia que Eblin tiene ahora y las herramientas que tiene ahora para poyar a otras personas. Cuando le pregunto si volvería a salir aprovechando ahora lo que sabe, la respuesta es aún más inspiradora.

“No lo vuelvo hacer porque la vida es un abrir y cerrar de ojos. Muchas personas murieron allá en España. Mucha gente ha muerto en México, en camino a los Estados Unidos. Definitivamente no. El tiempo ayuda a apreciar las cosas antes de perderlas. Mi mama sigue en su tratamiento de lucha contra el cáncer. Y quiero estar con ella.”

Eblím recuperó su trabajo de profesora y ahora dice no tener que preocuparse por pagar renta o que va a comer. Aun cuando la situación del Magisterio ha ido en declive durante los últimos 3 gobiernos que han pasado por Honduras, confía en Dios que la situación mejorará. Le doy gracias a Eblim por darme la oportunidad de contar su historia, pero también por ayudarme a recordar que sí, la migración así como la de las mariposas puede ser hermosa, si nos ayuda a comprender mejor que es lo más importante en la vida.


Wendy Vado es la coordinadora de enlaces para el programa de CCM Nicaragua y Honduras.

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