This post is also available in: Inglés

El vivir en la oficina de CCM en Nicaragua me dado tiempo para hacer y aprender nuevas cosas, como compartir más con el equipo, hacer mi propia comida, hacer cuidado de las cosas que están dentro de la oficina, regar las platas. Aprender un poco de inglés, gracias a Derrick que ha dedicado un poco de su tiempo, y también he podido compartir más con mi familia, aunque sea de una manera virtual. También a siendo un tiempo de más acercamiento con DIOS en los momentos de donde me ha tocado quedarme sola han sido los mejores momentos donde he podido dedicarle un tiempo. El colorear también ha ayudado para los momentos de estrés y soledad. Y quise hacer este collage de fotos representado algunas de las actividades que e realizado en esta cuarentena.

Angelica Natareno, de la Ciudad de Guatemala, está sirviendo como facilitadora comunitaria con la organización Huellas para la Paz en Acahualinca, Managua, Nicaragua, como parte del programa de YAMEN de CCM.

 

Una semana antes de que hayamos entrado en cuarentena total hice una pequeña charla sobre la diferencia entre aislamiento y cuarentena con los NNAs y los trabajadores que estaban de turno en el hogar. Sabía que iba a haber restricción, pero no pensé que haya sido por muchos días. Ya ha pasado más de un mes y los que trabajamos en área de asistencia social sabemos que los bloqueos, paros, cuarentena, u otra manera de restricción son medidas que afectan directamente a los niños. Esta población sigue su curso día a día, por-que los niños están ahí, ellos no van a ninguna parte, por lo tanto, se los tiene que atender, cuidar y tratar que sus días sean lo más acercado a cualquier día normal.

En este tiempo de cuarentena he aprendido a hacer el trabajo por Internet, por celular, he aprendido a usar mejor los medios de comunicación electrónica. También he aprendido a hacer acompañamiento espiritual y emocional escuchando a las personas por medio del celular. También debo confesar que he aprendido cocinar platos sencillos y hornear. La cuarentena me ha regalado tiempos preciosos para estar en casa con mi familia.

Angela Opimi está apoyando el programa de Conectando Pueblos durante el periodo de transición en Santa Cruz, Bolivia.

 

Esta temporada de cuarentena está siendo un tiempo de aprendizaje para todos-as. En lo personal, he aprendido bastante de mi familia anfitriona; ellos son un claro ejemplo de hospitalidad, solidaridad y confiabilidad. Asimismo, he tenido más tiempo para fortalecer mi relación con Dios y aprender más sobre la dependencia de Dios en mi vida y en la vida de todas las personas en medio de la situación que estamos viviendo.

Este tiempo he tenido la oportunidad de compartir más junto a mi familia anfitriona, cocinando, jugando, aprendiendo cada día más sobre las cualidades y talentos de cada uno, velando por el bienestar integral de cada integrante de la familia. De la misma forma ha sido un tiempo de oración, buscando el amor de Dios y teniendo fe en su fidelidad en medio de todo lo acontecido. También pude aprender sobre la generosidad, buscando siempre el bienestar del vecino-a y la comunidad donde estoy viviendo. He comprobado que la solidaridad vence al egoísmo. Por todo esto, este tiempo está siendo de impacto y con nuevas lecciones en diferentes áreas en mi vida.

Yosmel Delgado, de Cuba, esta sirviendo con Fundacion Paz y Esperanza, socio de CCM, en Santa Cruz, Bolivia, como parte del programa de YAMEN de CCM.

 

Para mí, cuidarme ha significado alimentarme con conciencia, agradeciendo a Dios y a la tierra por los beneficios naturales proporcionados a mi cuerpo y el establecimiento de límites con el cúmulo de información desde los espacios de trabajo y/o cumplimiento de tareas y redes cibernéticas.

Este periodo de transición a una nueva dinámica de vida me ha permitido reconocer la importancia del descanso, los beneficios en mi salud física y mental. Previo a este momento de cuarentena, nuestro mundo era una máquina de producción constante y este ritmo considero es una de las razones de innumerables conflictos sociales y enfermedades. Estoy agradecida por asumir de forma responsable el descanso sin sentirme culpable y de la oportunidad de fortalecer mi fe y escucha a Dios en los días de silencio.

Wendy Matamoros, de Nicaragua, está sirviendo con el Centro Una Brisa de Esperanza – CUBE, socio de CCM, en Cochabamba, Bolivia, como parte del programa de Semilla de CCM.

Artículos relacionados